Mis amigos y yo nos meábamos porque tenía cara de pánico.
No sé si estaba un poquito perjudicada o pánico escénico, pero sí;un pan sin sal. Cuando acabó aplaudimos porque por fin se iba a su casa, que parecía que era lo que más le apetecía del mundo.
También te digo que las luces de la sala me parecieron un fiasco. Rosas, verdes y moradas no pegaban nada con el ambiente. Y luego ese cartel mal colgado...
Con lo que mola la Riviera y lo hacen en la Barceló.