Pues sin intentar buscar en mi memoria algo para ir de guay y tal, creo que en mi adolescencia, como en mi infancia, seguí leyéndome compulsivamente La Historia Interminable una y otra vez...
Bueno, y la Enciclopedia de la Sexualidad de López Ibor, que andaba por casa y daba mucho juego... Ahora que lo recuerdo, hay que ver la cantidad de burradas que decía...