Él me fascina bastante, y eso me sorprende y me gusta. Me apetece estar con él, lo pasamos genial juntos. Pero no me apetece sufrir ni me apetece que mi estado anímico pueda depender de otra persona. Y más sabiendo que viaja tanto y recordando como acabó con él último, a causa de una oferta de trabajo fuera. . . Estoy demasiado en estado de alerta. Entonces pienso que es mejor frenar, pero es que me apetece verle.