La perdedora del Oscar a mejor actriz Lady Gaga es otra que va a acabar en Netflix haciendo papelillos en series de Ryan Murphy.
Esta vez ha colado lo de que sabe actuar, pero ha sido todo muy “traje nuevo de la emperaora”. Está tan sobreactuada en la vida real, tan folclórica intensa y cansinísima, que no resulta creíble ni dentro ni fuera de la pantalla. Algún día el resto del mundo también lo verá, no solo yo.
Consideradme la persona que os abrió los ojos. De nada.