Lo que pasa es que la calidad de la música no se mide en cuánto vende.
Björk es una artista excelsa que, haciendo discos mejores y peores, busca siempre proponer un discurso artístico a la par que crea obras musicalmente bastante complejas. Y como respuesta hay alguna gente que dice que sí, que es genial.
Taylor es... [inserte aquí] con muchísimo marketing a su alrededor. Y como respuesta hay mucha gente, mucha de ella demasiado joven como para tener criterio musical, que dice que sí, que es genial.
Y en fin, que no todo lo que a uno no le gusta es una mierda y los que lo escuchan fanáticos idiotas.