Yo no pude verla en su momento de gloria en el Sónar ni en el FIB (era demasiado baby), ni en el Liceu (las entradas volaron). Pero me saqué la espinita con la gira de Vulnicura en el Poble Espanyol, que la verdad que fue un concierto precioso.
En mi juventud tampoco fui fan fatal más allá de tener un póster gigante en la habitación durante la carrera y de que me flipara cada disco de aquella época, pero no me lo compré todo ni mucho menos, aparte de un par de singles que encontré de oferta en la extinta Discos Balada de la calle Pelayo. Aunque es lo más cerca que ha estado ninguna popstar de ser mi diva gay, eso sí.