Bueno, eso y que en realidad no se lo ha leído.
da la sensación de que Alfred se ha tomado demasiado a pecho lo de confiar en sí mismo y en su instinto, en que nadie toque su obra. Hasta el punto de que nadie en su equipo le pare con esos grititos del final de la canción, terriblemente irritantes/hilarantes (uno tiene cierta gracia; más allá… no). O que le haga ver que su letra es tan pomposa y remilgada como hueca de sentido, con frases como “cuando no queden días ni para estar contento”, que haría sonrojar a Los Lunnis o los Cantajuegos.