"Hazme lo que quieras. Arrástrame. Sólo pregúntame si quiero y verás lo que respondo, pero no me dejes decir no."
"Estaba dispuesto a etiquetarle como alguien difícil e inalcanzable con quien no tenía nada más que hacer. Dos palabras suyas y veía cómo mi apatía llorosa se transformaba en un jugaré a lo que tú quieras hasta que me pidas que pare, hasta la hora de comer, hasta que la piel de mis dedos se caiga una capa tras otra, porque me gusta hacer cosas para tí, haría cualquier cosa por tí, tan sólo pronuncia la palabra, me gustaste desde el primer día e incluso cuando congeles mis renovadas propuestas de amistad, nunca olvidaré que tuvo lugar entre nosotros esta conversación y que hay formas más fáciles de recuperar el verano en plena tormenta de nieve. "