Corbacho y el torero tampoco cogieron la máquina, pero Higares se pegó una pechada de coser botones y no tuvo que estar Antonio explicándole cómo se cose un botón.
Lo mismo Corbacho, que estuvo cosiendo a mano todos los encajes que le mandó Luisa.
Mónica, a la que había colocado tres flores en la espalda ya dijo "esto no se puede pasar por la máquina?". Eduardo tenía parte de razón, pero como siempre, le pierden las formas.