Me faltaban pocas asignaturas para acabar el grado y abrieron nuevo multicines. Fui al estreno de no me acuerdo qué y al comprar palomitas me las vendió una chica que había acabado un año antes. Recibí el baño más grande de cruda realidad de mi vida. De hecho, ni recuerdo la película, recuerdo haberme llevado toda la sesión comiéndome el tarro. Eso sí, caí las palomitas.