Adoro todo de él: su voz, esos saltitos que me hace al andar, su energía contagiosa, su entusiasmo como niño con glory hole zapatos nuevos, las mil posibilidades que encuentra para cada rinconcito del local ("mirar, chupar, que te follen… chupar, que te follen, mirar"). Ahora quiero que haga otro video igual pero enseñándonos el museo del Prado.