Es que es un enfermo, en cereo. Mi infancia es hacer deberes en el comedor (sentado encima de un par de cojines en las sillas de la mesa grande de comer, porque en mi cuarto no había escritorio) con mi padre viendo los putos vídeos uno tras otro.
Una puta tortura. Pero al mismo tiempo, claro, es de lo más entrañable que recuerdo, y forma parte de lo que es él y de lo que soy yo.