Ay, yo la atendí cuando era recepcionista de una clínica de estética. Iba mucho famoseo a esa clínica y estaba yo muy desencantado porque eran todas unas zarrapastrosas, vestidas como para ir al teatro a Lavapiés y siempre preguntando por descuentos...Cuando un día apareció ella y se me pasaron todos los males y me reconcilié con el mundo: apareció vestida elegantísima y con nada más y nada menos que un mega turbante y con unas gafas de sol de gran estrella, que no se quitó en ningún momento a pesar de que la clínica tenía las luces muy tenues. Iba acompañada de su mucamita en todo momento y nos pidió puntualidad porque el chófer estaba dando vueltas a la manzana esperando. Encima fue de las clientas más amables que fueron. Un encanto.