La gente se lo pasa pipa viviendo su ficción de resistencia histórica con mucho aspaviento y carrerillas en tiktok para ir luego a cenar a casa que dan Masterchef. De esto en Poniland tenemos un máster. La procesificación de la política ha venido para quedarse, aunque sea con otros mimbres y en otros lares. Lástima que todo lo que tiene de divertido (por ridículo) lo tenga de tóxico.