En realidad es un poco lo de siempre, el nacionalismo, que durante la ilustración era aliado circunstancial del liberalismo, en cuanto viene una crisis económica que genera suficiente descontento social, muestra los dientes y quiere cargarse el propio Estado liberal. Llámalo crack del 29, llámalo Gran Depresión inaugurada por Lehman Brothers.
Y la gente compra discursos falaces contra un enemigo del pueblo al que culpan de su propia mala fortuna: entonces judíos, queers, discapacitados, putas y gitanos; ahora inmigrantes y las peligrosísimas personas trans, que está visto que quieren meterse en tu baño.