He ido a hacer compra esta tarde y Mercadonas y Eroskis arrasados: ni leche, ni huevos, ni carne, ni galletas...
Me volvía a casa si casi nada de la lista de la compra hasta que he visto que en las tiendas de barrio sí había género. He comprado lo de siempre, muy poco, con la esperanza de que a la gente se le quite la tontería de llenar despensas y trasteros.