Me encanta: primero no deciden sede y fechas hasta octubre. Luego cero control o gestión de vuelos y alojamientos, con locuras en plan 1000 euros la noche en una pensión. Luego las entradas no salen a la venta hasta abril, y lo hacen a precios inasumibles y repetidos fallos en el sistema (ahora mismo la grada en la semifinal 1 televisada está al 50%, otro marrón).
Por último, no caen en la cuenta de que los arcos del escenario -clave del diseño- no funcionan. Pero no lo hacen durante su montaje, sino una semana antes de Eurovisión - con los artistas ya ensayando sobre el escenario!!
De verdad, the sound of beauty, me meo.