La cruda realidad es que, con contadas excepciones (Abba, Céline, Maneskin), lo más grande que harán estxs artistas en sus respectivas carreras es participar en el festival de Eurovisión. En el imaginario colectivo siempre serán recordadxs por esos 3 minutos sobre el escenario.
El peso que esto pone sobre el/la participante debe ser inmenso. Y de ahí que todo lo que pueda estar bajo control -escenografía, luces, planos, sonido- esté supervisado al milímetro: para que el/la artista pueda concentrarse solamente en su actuación y en su voz, y no en el resto de elementos.
Pero claro, este año no es el caso. Lo raro es que Ronela no esté ya con ansiolíticos.
@trqmdasaaa comparto tu teoría del sekret ;)