También podemos contar la historia de la última ganadora del oro olímpico en ciclismo de ruta.
Una mujer no profesional, investigadora matemática en la universidad, que al principio de la carrera se escapó con otras corredoras, las cuales se fueron descolgando de la cabeza de carrera. El pelotón se pensó que ya nadie quedaba delante y se olvidaron de ella y acabó llegando en solitario y ganando el oro, frente al resto de corredoras profesionales, las cuales se quejaron de correr sin pinganillo (sobre todo las holandesas, que eran las ultrafavoritas). De esas historias bonitas que ya casi no quedan en el deporte.
El pinganillo, enemigo público número 1 del espectáculo en el ciclismo.