Lo que yo no veo por ninguna parte es el discurso revolucionario y subversivo de Samantha o de la pringada. Precisamente Samantha se está haciendo cada vez más mainstream porque su discurso es el que está de moda. Y no, que un chico se ponga vestidos divertidos y se maquille, se haga llamar Samantha y reproduzca estereotipos femeninos (la madre soltera, la adolescente sexualizada, la dominatrix, la femme fatale) no es ni disidente ni transgresor ni nada. Precisamente al sistema le viene muy bien que pensemos que la disidencia está en tener una estética fuera de lo común y una "identidad de género no normativa".