Anora empieza como un cuento de hadas a lo Pretty Woman hasta que la pobre se da de bruces con la realidad. Al igual que en otras películas de Sean Baker como Tangerine o Red Rocket, te muestra personajes de ambientes marginales que se ven envueltos en situaciones de comedia, pero siempre escritas desde el cariño y el respeto por esos personajes, sin blanquear ni romantizar nada.
Siendo sinceros, no espero que Leticia Dolera sea capaz de comprender eso. Pero el problema no está en la película precisamente.