Tenía 16 años, medía casi dos metros, iba por Londres con el traje blanco y un cinturón de Harley en el que llevaba una navaja. Decía que Murcia (ciudad) tenía un millón de habitantes y que era una ciudad preciosa y maravillosa.
Ah, y fardaba de un HTC que en aquellos tiempos era de los primeros móviles táctiles, decía que era robado.