¿Pero con la manita no te diste cuenta? Qué brutico el otro...
A mí, la primera vez que se me acercaron por ahí también fue a las bravas y sin avisar. Me dolió tanto que por poco me desmayo, cuando me recuperé mi reacción fue liarme a guantazos y se me cortó tanto el rollo que ya no hicimos nada más por ese día.