Pero para confesiones...
... con 5 años, mi hermana de 3 y la otra de 4... montamos todo un plan de liberación del canario que teníamos en una jaulita en la terraza. Era simple: dejarlo volar.
Cuando no miraban mis padres, fuimos a la terraza, pusimos la jaula sobre el muro y abrimos su puerta. El canario nos miraba raro... y no quería salir, asi que lo empujamos con un tenedor.
Al fin, salió, dio un saltito... y se precipitó desde el cuarto piso hasta el suelo del patio del bajo, donde por si seguía vivo, el pekines de Doña Victoria se encargó de devorar en cuanto hizo aterrizaje...
Me tiré todo el dia llorando.