Y no solo eso, es el juego menos complaciente que he jugado en mucho tiempo. De esos que acabas diciendo "por mis cojones que me lo paso".
Llevo unas horas y no he hecho NADA, no sé de qué va la historia, sigo siendo un mindundi, me mata hasta el apuntador, mi armadura me protege tanto como un jirón de gasa y en cuanto consigo unas pocas almas -la moneda de cambio en este juego- llega una rata andrajosa y me deja en bragas y sin un duro.