Primero tienes que rehidratar los tomates, lo ideal es dejarlos en agua toda la noche pero si se te ha olvidado puedes ponerlos en agua caliente un par de horas.
Te hace falta también: una ñora, un buen manojo de albahaca fresca, un par de dientes de ajo, un fruto seco (el clásico es piñones pero a mí como más me gusta es con avellanas americanas, con nueces también está rico), aceite de oliva y parmesano rallado. Hay gente que le echa sal, para mi gusto ya queda bastante potente pero es cuestión de probarlo y ver cómo te gusta.
Las cantidades las hago un poco a ojo, si hidratas la bolsita entera te saldrá para unas cuatro raciones, un truco por si te sale mucho es hacer toda la mezcla sin el parmesano, que se puede conservar bien en la nevera y añadir el parmesano cuando lo vayas a comer. Además la mezcla como paté en tostadas está muy rica.
Una vez has hidratado los tomates y la ñora los metes en la batidora junto con la carne de la ñora, las hojas de albahaca, un puñado generoso de avellanas, el ajo (con el ajo mi consejo es que empieces por un diente, batas y pruebes y añadas más si ves que se te queda corto) y el aceite (la receta original es bastante generosa en aceite pero a mí me gusta con menos, esto ve echándolo poco a poco y ve probando como con el ajo).
Lo bates todo pero sin que te quede muy fino, está bien que se noten los trocitos de avellana, no tiene que ser un puré perfecto. Ahora es cuando lo puedes guardar así si no lo vas a consumir o añadirle un par de cucharadas grandes de parmesano si vas a comerlo ya, el parmesano lo puedes mezclar con la cuchara o batirlo también para que te quede más homogéneo.
Fin.