Yo creo que en la medida en que es una ficción creada por una mente humana, su representatividad va a ser necesariamente artificial: un reflejo tanto consciente (pretendo ser más inclusivo, quiero evitar encasillar a los personajes racializados en determinados roles -o todo lo contrario-, quiero lanzar un mensaje político que lo requiere, etc.) como inconsciente (en mi mundo las mujeres son secundarios que, supongo, solo hablan de hombres; en mi urbanización no tengo contacto con la inmigración y no acostumbro a ver otro modelo familiar que el de padre, madre e hijos -por ese orden-; sexualizo determinados arquetipos de mujer, etc.) de la cosmovisión del autor.
Pero es que la finalidad de la ficción tampoco es representar la realidad social, así que es normal que no diga mucho al respecto.
Eso sí, de lo que dice toneladas es de cuánto predomina una determinada visión de la realidad entre las personas que deciden qué historias se cuentan, qué decisiones de casting se toman, y qué tratamiento de esas decisiones consideran que es más comercial y rentable y, por tanto, preferible.