Cuando estaba haciendo Victor/Victoria en Broadway tuvo que dejar las representaciones porque le diagnosticaron unos nódulos no cancerígenos en la garganta.
El gran drama fue la operación ya que, debido a varias negligencias médicas, la actriz ya no podría cantar. Tiempo después confesó que "cuando me desperté de la operación para que me quitaran un quiste en las cuerdas vocales había perdido mi voz de cantante. Caí en una depresión, sentí que había perdido mi identidad". A raíz de aquella frustración, un psiquiatra le ayudó a superar el trauma.
La estrella también demandó a los profesionales del hospital Mount Sinaí de Nueva York con los que llegó a un acuerdo privado multimillonario que los diarios británicos calcularon en unos 25 millones de euros.