Es que una cosa es tomarse una aspirina para el dolor de cabeza o un ibuprofeno para la resaca, y otro es darle al diazepam (y parecidos) como si eso fuera un chupito sin saber qué efecto va a tener en uno mismo y con lo fuertes que son algunas de esas pastillas. Y luego nos quejamos de los médicos que sobremedican...