Las señoras mayores, sí, tienen más cara que espalda. Menudas se montan a veces en el puesto de verduras del mercado de abastos de Sebastiana/Tani. Si se me ocurre recriminar a una:
- Oiga señora, que no es su turno.
- Ay, hijo, perdona, no me había dado cuenta. ¿Tani, me das un trozo de calabaza para el potaje?
- Señora, que le acabo de decir que no es su turno
- Sí, hijo, pero ya que estoy...
Claro, ante tamaño despropósito de razonamiento sólo queda o hacer lo que haría otra señora, maldecir entre dientes; o arquear las cejas, respirar profundo y reírse.
Ah, y mi Tani me cuida mucho, que siempre me llena la compra de cosas que no le he pedido y no me las cobra.
Los mercados de abastos son también islas de pueblo en la ciudad.
Más cosas de señora de pueblo:
- Echarse una garrafa de colonia de esa fresca justo antes de salir de casa a un evento.
- Llegar con más de media hora de antelación a cualquier cita.
- No hablar por no molestar.