Me condenan por asalto, me condenan por robar, la condena es un anhelo que no puedo precisar. Me atrapa, me consume, me nubla la razón. ¡A mi, que saqué notable en arte y manipulación!. Esa noche el resplandor borró la luz del día y su terror, los muchachos se embravaban, las chicas parecían estar en flor, oí la música sonar y acepté la única invitación(...)
Christina Rosenvinge, La noche del incendio