Llevo unos días escuchando "MDNA" y no puedo evitar pensar que a Madonna le convendría olvidarse de la obsesión por defender el trono del pop ante unas rivales que podrían ser sus hijas. Antes era ella la que dictaba las modas, ahora se conforma con seguirlas. En los 90 sus referentes eran "cool" (Bjork, Massive Attack), ahora su sonido es deliberadamente chusco con la única intención de petarlo en los polígonos y en los ipods de las chonis. Mi reflexión sobre Madonna y su síndrome de Dorian Gray sigue aquí:
http://elcadillacnegro.com/2012/04/10/las-noches-poligoneras-de-madonna/