esas máquinas las carga el diablo. Mi chico tiene una en casa. Al poco de estrenarla teníamos una cena y uno de nuestros amigos, lo típico, se sube porque quiere probarla. Estaba un pelín rapidita, pero tampoco para tanto, total, que empieza a andar muy deprisa, no da abasto y los pantalones (modas que las carga el diablo) se le empiezan a deslizar caderas abajo, al poco arrastrando los calzoncillos detrás.
Entre sus grititos "páralamáquina, páralamáquina", el ataque de risa que nos dio que no podíamos movernos (imaginad, con los pantalones por las rodillas y los calzoncillos enseñando mucha carne), por poco muere allí mismo. Menos mal que pudimos desenchufarla no sé cómo, pero lo que nos reímos...