Amaia vuelve a aparecer cargada con más bolsas. Se acaba de comprar un vestido, un chaleco y una camisa en la tienda Tanburi y Hereza de la calle de Fuencarral. Cada minuto que pasa se hace más claro que Amaia Montero es independiente. Sí, son amigos, pero ya no se deben la pleitesía típica de la edad del pavo. Ahora la individualidad está por encima del grupo. Incluso ellos hablan, en broma, de la palabra divorcio para explicar que ya no comparten las habitaciones de los hoteles. "No pude más el día que me desperté y me encontré a Xabi mirándome mientras dormía", explica Pablo.