A mí me gustan ambas, cada cual con su enfoque. Pero creo que reflejan bien las personalidades y los mundos de cada uno de ellos: uno sobrio y austero, ajeno al cotilleo, adicto al trabajo y perfeccionista hasta rozar lo enfermizo, y el otro, también un currante, pero sometido al escrutinio de una madre regia, estricta y exigente.