Recuerdo que acompañé a mi madre a la entrada del cine, y a la pobre mujer se le olvidaron las gafas. Total, que el niño fue a casa y me dejaron pasar a la sala para darselas, que estaban ya sus amigas dentro. Aquello era un mar de amas de casa, todas de peluquería y estaban sacando tupperwares de comida casera! Fue la escena más almodovariana de mi vida.