Yo cuando estuve en el exilio americano, celebré thanksgiving. Como yo y unos cuantos más no teníamos familia con quien hacer el pavo, nos juntamos y los hicimos nosotros por nuestra cuenta. Fue muy guay porque lo compramos el día anterior, congelado porque no había frescos, y no hubo forma de que se descongelase a tiempo para la hora de comer, así que lo metimos al horno congelado. Pero estaba riquísimo, acompañado de pure de patatas y mil cosas más. Y luego nos pimplamos una botella de tequila del bueno. Y ya está. Esa es la noticia.