Sí a la Navidad cuando se tiene trabajo y dinero, y se puede disfrutar de compras y cenas de empresas.
Sí a las comilonas y, sobre todo, a hacerlas (pensar menús, innovar, tirar por lo clásico).
Sí al ambiente que se respira en la calle.
Sí a la lotería, por dios. Ahora están cambiando las cosas, pero el día 22 de toda la vida ha sido el de las notas y lotería (y que no te toque nada... o le toque a tu ex un primer premio -true story-).
No a la Nochevieja, a los sitios petados, a que tenga que ser una noche memorable porque sí, a ir trajeado, al garrafón, a las aglomeraciones, a las copas a millón o entradas con una serie de regalos que nunca te dan... ¿Se nota que la Nochevieja me apasiona?