‘Vergüenza’ no es una “revolución” (para eso la tendría que haber estrenado Telecinco en primetime), pero sí una insólita novedad. Como serie cómica de ficción está a años luz de la típica comedia de situación española. No está realizada en un plató, ni tiene una duración inflada hasta casi la hora, ni está escrita por un equipo de guionistas mediocres o amordazados por la tiranía del “gusto mayoritario”.