De Almodóvar, como del cerdo, se aprovecha todo. Su música, sus colores, sus actrices, sus obsesiones, su espíritu, su estilo, todo aquello que le hizo único es susceptible de un jugoso análisis. A nosotros nos ha dado por estudiar su aportación al lenguaje popular y este es el extraño resultado. ¿Un sillón ya en la R.A.E. para Pedro?