El barbecho generacional y los nuevos jurado y profesores de la Academia podrían haber sentado bien al formato, pero seguir apostando por galas eternas y sin dinamismo arruina el posible interés. Eso dejando de lado a un presentador con nula experiencia en este tipo de programa que parece ir a invitarnos a hacer una recetita de pollo al chilindrón o darnos un consejillo de salud.