Hace un par de meses Casey Spooner estuvo promocionando su disco en Madrid. Le entrevistamos en uno de esos hoteles céntricos, modernos y de 5 estrellas en que se suele hospedar a los artistas y pasamos un rato agradable. Aunque, ¡madre mía! ¡Qué manera de hablar! El líder de Fischerspooner nos dejó sin cinta (esto es una versión resumida), pero nos explicó muy bien de qué va su tercer disco, ‘Entertainment’, ya a la venta. El grupo actúa el 19 de junio en Barcelona y el 20 de junio en Madrid.
¿Por qué habéis tardado tanto en hacer un nuevo disco?
Hay varias razones. Necesitábamos tomarnos un descanso de la música después de ‘Odyssey’ y tampoco podíamos seguir con EMI. A causa de la situación de la industria, nuestra discográfica estaba colapsada y no pudimos tener nuestro momento. No pudimos hacer nada durante un año. Después conocimos al productor Jeff Saltzman, que nos montó un estudio en un garaje de Brooklyn. Terminamos el disco, pero no sabíamos cómo editarlo. Consideramos sacar sólo singles, regalarlo… Al final decidimos que necesitábamos sacar un disco completo. Tardamos unos dos años en hacer un disco normalmente, pero en este caso, como el sello estaba colapsado y no sabíamos cómo salir adelante, se retrasó.
¿Al final no lo editáis vosotros mismos como se anunció?
Lo editamos nosotros mismos en Norteamérica y en Reino Unido con un sello que nos encanta, Lo Recordings. Nos gustan ambas situaciones.
Los artistas se quejan mucho de EMI: Lily Allen, Róisín Murphy… ¿qué ha pasado?
Ah, sí, ¿no lo sabía? Bueno, el mercado de las grandes discográficas está muerto. Toda la gente con la que trabajábamos fue despedida. De EMI no recibimos ninguna presión creativa, teníamos libertad de decisiones totalmente. Los problemas que tuvimos al grabar ‘Odyssey’ fueron por otras cosas, nunca por presiones del sello. Cuando empezamos a tener problemas fue cuando nos acercábamos al tercer disco. La gente con la que trabajábamos estaba en pánico continuamente por si era despedida. Era una situación demasiado estresante como para ser creativo. Así que agradecemos al final estar por nuestra cuenta. Tuvimos suerte de poder salir, hay otros grupos que siguen allí por contrato y no pueden irse.
¿Cómo empezasteis a trabajar con Jeff?
Déjame pensar, no me acuerdo… Él es muy bueno con los arreglos, tiene muy claro lo que le gusta y lo que no, es muy específico en ese sentido. Nunca habíamos trabajado con un productor en todo el disco, desde el principio del proceso hasta el final. Salvó nuestra vida porque no teníamos dinero, ni sello… Le conocimos en diciembre (de 2006), empezamos a trabajar en enero (de 2007) y en febrero expiró nuestro contrato con Capitol Records. Nos construyó el estudio y fue él quien nos dio el álbum. Incluso nos daba de comer y nos pagaba el transporte a casa. Así que nos ha apoyado tanto en lo artístico como en lo personal. Siento que le debo algo. Es un trabajo muy duro terminar un disco, organizar todo: los horarios, el software, los plazos… Y Jeff se encargó de todo.
Él ha trabajado con los Killers, ¿te influyó su trabajo para elegirle?
Sí, él produjo ‘Hot Fuss’. La verdad es que no había oído antes los trabajos de Jeff. Quiero decir, obviamente he escuchado a los Killers, pero no muy profundamente. No se trataba de eso. Me interesaba como persona. De hecho, el otoño antes de elegirle empezamos a trabajar con otra persona que no voy a decir quién es y fue una completa pesadilla. Es una persona muy famosa y cuyo trabajo me encanta. Tuvimos una reunión que fue bien, habíamos hecho unos temas y se los llevamos. Al llegar al estudio, empezó a trabajar en dos o tres canciones y enseguida nos las dio terminadas. Nosotros pensábamos que íbamos a escribir canciones juntos, pero él quería mantener sus composiciones para su propio disco. Además, le pedimos unos cambios, no nos los hizo y nos cobró igualmente. Con Jeff fue todo lo opuesto.
¿De qué habla ‘The Best Revenge’?
Cuando tus sueños se hacen realidad, tienes que tener cuidado con lo que deseas. La canción es sobre cuánto tiempo y qué precio cuestan los sueños. Es una canción sobre la felicidad. También sobre crecer, cuestionar el cliché de cuál es la mayor venganza: vivir con mucho dinero, ser muy creativo…
Entonces no es una venganza contra nadie…
No, es sobre una crisis personal. De alguna manera he tenido mucho éxito en la vida, pero también he fracasado.
¿Todavía consideras la canción el single principal del álbum, aunque se empezó a oír en 2007, o su inclusión es una anécdota?
Es curioso que preguntes eso, porque lo hemos pensado mucho. Sí, todavía lo consideramos el single principal del disco porque aunque lo sacó Kitsune y lo ha escuchado alguna gente, todavía mucha gente no lo conoce. Nunca se envió a las radios y ese tipo de cosas. Después de él sacaremos ‘We Are Electric’.
Es una de las más pegadizas…
Ha sido un infierno decidirnos. Como al principio sólo íbamos a sacar singles, muchas parecen singles, son muy pegadizas. Pensamos en ‘To The Moon’, ‘Supply & Demand’, en ‘Infadels’ por un momento… Cada uno decía una cosa.
¿Y ‘Money Can’t Dance’? Es una de las más curiosas. ¿De qué habla la canción?
Es una celebración de lo que se puede hacer. Los seres humanos podemos bailar y el dinero no. Se supone que el dinero puede hacer un montón de cosas, pero hay otras que no.
Creo que te gustan mucho los trabajos conceptuales, ¿hay un concepto en el álbum?
No teníamos un plan. La mayoría de lo que he escrito esta vez es más orgánico. Hablamos mucho sobre el arte, sobre la crisis económica… Déjame pensar. ‘The Best Revenge’, ‘Supply & Demand’, ‘Money Can’t Dance’… estas canciones se parecen, pero ‘Infidels’ es diferente, sobre religión y política, ‘We Are Electric’ es un tema muy metafísico… ‘Door Train Home’ es una historia muy personal sobre crecer lejos de tu familia. ‘To The Moon’ es sobre la Luna…
El disco se llama ‘Entertainment’, pero la gira se llamará ‘Art & Entertainment’, ¿no te parecen términos contradictorios?
No, y me lo he preguntado un montón. Cuando terminamos ‘Odyssey’, estaba muy frustrado porque no me gustó cómo salieron las cosas. No salí de gira todo lo que quería… Lo que me volvió a dar las ganas de trabajar es que no me tenía que sentir como el típico actor que es actor y no puede ser más que un actor, o el pintor que es pintor y sólo puede ser pintor. Soy un artista, pero me gusta entretener. Una de las cosas que me reconfortaba pensar es que podía ser las dos cosas, un artista y un showman. Así que el disco es sobre unir ambas cosas. A veces es todo un desafío. Te preguntas qué es «arte», qué es «entretenimiento». Te puedes llegar a sentir muy frustrado si eres visto como una figura del entretenimiento en el mundo del arte. Además, ambas cosas son opuestas en el mundo de los negocios. El entretenimiento es que un producto llegue al máximo número de gente posible, mientras que el arte es lo opuesto: controlar el producto, conseguir que siga siendo raro… Son dos mundos diferentes en contraste. En un momento nosotros fuimos vistos como una especie de «guilty pleasure» en el mundo del arte. Por otro lado, la gente de la industria de la música nos tenía miedo porque teníamos un componente que no podían entender. Había gente que nos decía que a causa de estas contradicciones íbamos a fracasar en ambos terrenos porque nadie se vería satisfecho. Me decían que era naíf por no darme cuenta. Pero ahora tenemos un nuevo equipo de management que creen en nuestra forma de ser.
¿Crees que el título ‘Entertainment’ puede hacer creer a la gente que el disco es un poco más pop?
La imagen de la portada es importante en ese sentido, porque es bastante rara, es una imagen artificial creada y guarda una gran relación con el título del disco. Todo el mundo dice que este es nuestro disco más pop.
Yo creo que ‘Odyssey’ es más ‘Entertainment’ y ‘Entertainment’ lo veo más ‘Art’.
No sé, ‘The Best Revenge’ es mejor que ‘Never Win’.
Todos los artistas decís que vuestra nueva obra es mejor que la anterior.
¿En serio? No, de verdad, ‘Odyssey’ es un buen disco, pero yo no puedo escucharlo y personalmente no me gusta. Fue una pesadilla grabarlo, es el documento de una tortura que vivimos, un período bélico horrible. Y no creo que yo estuviera en mi mejor momento. No sentí que terminara con él hasta que di el último concierto, mientras que en este caso tengo todo controlado, el artwork, la imagen, la estética… desde hace meses. Con ‘Odyssey’ todo el tema de la imagen era un suplicio. Si querías hacer una foto costaba 50.000 dólares y no podías quedarte con cinco sino sólo con una. Ahora que hemos vuelto a trabajar de manera independiente, no tenemos que pensar en este tipo de cosas. La gente no trabaja por dinero sino porque le interesa.
Al menos en aquella época conseguiste trabajar con Susan Sontag antes de que muriera.
Sí, en 2004. Pero fue otra experiencia extraña. La conocí, me dijo que siempre había querido escribir una canción. Yo estaba emocionado, seguimos en contacto. Cuando quedamos para escribir la canción, estábamos empezando con el disco y no sabíamos por dónde iríamos. Fue una gran experiencia, pero no exactamente lo que había imaginado. Fui a su casa, pero en lugar de escribir juntos, me dejó solo en la cocina, volvió a los quince minutos y trajo ‘We Need A War’. Yo no quería, bajo ningún concepto, cantar la palabra «war», pero Susan decía que no podía cantar otra cosa porque George Bush había empezado una guerra el día de antes. Su actitud fue como: «esto es la canción», pero yo no podía soportarlo y terminé cantando en directo «we need it» en lugar de «we need a war». En aquella época Kylie había sacado su canción ‘Slow’ y yo no dejaba de pensar que prefería ese modo sutil de ser seductora, casi didáctica… Creo que eso es el arte y el entretenimiento.