No tenemos remedio, y después de casi 4 años de demoledor gobierno del PP las encuestas apuntan a una nueva victoria electoral del partido de la gaviota blanca y el corazón negro. Del mismo modo, en los 90 muchos nos reímos y menospreciamos (al menos al principio) el llamado tontipop, que a posteriori ha sido justamente reivindicado, quizá más tímidamente de lo debido. Sin embargo, ese público treintaymuchero que hoy celebra la vuelta de Fresones Rebeldes en un ataque de nostalgia, probablemente despellejó a Papá Topo y ningunea atrozmente a Axolotes Mexicanos, quizá guiados por similares argumentos vetustos que llevaron a los profesionales del pop estatal circa 1990 a la mofa y burla de las primeras oleadas indies. Asustados por su juventud y frescura, este trío de mocitos asturianos (los mellizos Olaya y Juan Pedrayes más Stephen Lyne) les podría parecer demasiado impreciso, demasiado amateur, demasiado naif, demasiado ñoño… Si es así, claramente no están escuchando.
De un primer vistazo, la estética J-pop/geek de Olaya (y sus secuaces) engaña. Detrás de su apariencia de cándida proto-Heidi del siglo XXI hay una joven no digamos que normal (lo de hacerse sus propios complementos con muñecas decapitadas y devorar cómics no es el estándar en una veinteañera española media), pero sí preocupada y agobiada por las mismas cosas que el resto: la incomprensión de los adultos, el amor y el sexo en la era de las relaciones sociales online, la ausencia de futuro… Todo eso queda plasmado en ‘Holi <3', primer miniálbum del grupo tras la publicación de un primer single en 2013 que hoy suena tímido, frente al sonido más profesional y robusto de estas ocho canciones, pura efervescencia condensada en 20 minutos que invitan a darle al play sin fin. Y, esta vez sí, han acertado con esa portada que, en ácida combinación con el título del disco, muestra mucho mejor ese lado perverso y violento de sus canciones.
Perverso como el stalkeo enfermizo de ‘Te miro mientras duermes’, como la agresividad anti-mascotas de ‘Perro salchicha’; violento como ese ‘Disparo de amor‘ que es ya uno de los singles del año, como el doble bombo hardcoreta de la hilarante ‘Hay una china que vive en mi piso’, que haría mearse de gusto (o de envidia) a muchos que van de tipos rudos y macarras. Por supuesto, funden con naturalidad esa faz punky con otra más puramente popy, esa del que presumen en la deliciosa ‘El basurero’ (versión de los argentinos La Ola Que Quería Ser Chau), en la más estándar (aunque con un punto burro y freak) ‘Interestelar‘, o en la bossa de ‘Villalpando’. Pero encasillarles como unos meros herederos de Juniper Moon o Helen Love, sería quedarse en la superficie: hay una energía, una rabia y una mordacidad en lo que hacen y dicen, que muestran que Axolotes tienen tanto que ver con La Casa Azul como con Baby Metal. Sin duda, con ‘Holi <3' los Axolotes suben enteros.