Ha querido la casualidad que justo cuando R.E.M. han hecho una aparición pública e incluso una pequeña actuación, tengamos disco nuevo de Decemberists. El primero en 6 años. O quizá las casualidades no existen. Al fin y al cabo, Mike Mills hace coros en el último tema de ‘As It Ever Was, So It Will Be Again’.
Como R.E.M. antes que ellos, Decemberists se dedican desde los años 2000 a explorar la tradición americana con una base de indie pop, country, folk y derivados. En su caso con canciones río que se podían extender 9 minutos, como la enorme ‘The Mariner’s Revenge Song’ de ‘Picaresque‘, o aquellas pistas de ’The Crane Wife’ que duraban 12 minutos.
Con ’The King Is Dead’ llegaron a ser número 1 en el Billboard 200 y disco de oro en Estados Unidos. Los álbumes se fueron espaciando y de alguna manera han ido bajando de perfil. Pero este es uno de sus mejores lanzamientos, a la vez que una vuelta a su sonido clásico tras los experimentos electrónicos del largo anterior.
‘As It Ever Was, So It Will Be Again’ cuenta, como primer aliciente, con un par de temas de indie pop perfecto. El single ‘Burial Ground’, en colaboración con James Mercer, es una composición tan resplandeciente que en efecto podría ser un tema de The Shins. Y eso que habla de la muerte, eso sí, de forma resignada y divertida: «Este mundo está fatal, así que vámonos al que es nuestro sitio (…) tráete el equipo de música, quedemos en el camposanto».
Podría haber sido igualmente el primer sencillo del álbum ‘Long White Veil’, otro tema tétrico sobre la muerte de una novia que sabe sonar feliz. Es de sus temas más pop, hasta el punto de que consiente comparaciones con los Smiths. Después, las influencias son más dispares. Otro tema que habla sobre una novia atacada en una boda sangrienta, ‘Oh No!’, lo hace a ritmo latino, muy conectado con México, y con el típico humor estadounidense de Decemberists: «¿quién se le unirá en la ambulancia?».
Si con su flauta psicodélica, ‘The Reapers’ es una reivindicación bucólica de la gente que trabaja en el campo, ‘William Fitzwilliam’, de sonoridades country, se inspira en la muerte de John Prine y en un libro de Hilary Mantel, ‘El trueno en el reino’. Decemberists siempre han sido de largas historias, y por eso esta vez cierran su álbum con un tema de más de 19 minutos, inspirado en ‘El libro de Joan’ de Lidia Yuknavitch, con su inevitable pasaje ambient y su inevitable también explosión final.
Ese cierre tan Decemberists está contrarrestado con algunas de las composiciones más inmediatas, bonitas, accesibles que jamás haya escrito el bueno de Colin Meloy. ‘Don’t Go to the Woods’ logra sonar tan intrigante como su nombre; ‘All I Want Is You’ la definen sencillamente como una de sus escasísimas canciones de amor; ‘America Made Me’ es otra de esas producciones tan 60’s, en reflexión sobre lo que para ellos significa su “país”; ‘Born to the Morning’ es el tema de rock beatliano que necesitaba la segunda parte del álbum… y qué decir del estado de la voz de Colin. Habrá quien la preferirá en modo meloso, habrá quien la prefiera en modo desgarrado, pero cuánto la habíamos echado de menos.