El disco no hay quien se lo acabe –en eso ha calcado a Robbie Williams, oye- y, a mi juicio, lo único que se puede hacer con ‘Wind it up’ es bailarlo a lo ‘Hips don’t lie’
esta Nochevieja. Después, hay alguna canción que está bien, como ‘The Sweet Escape’, que no me disgustaría sin esos grititos de Akon capaces de desquiciar a cualquiera, y ‘Orange County Girl’. Es precisamente ahí, en los medios tiempos donde Gwen acierta un poco, porque lo que viene siendo en los rompepistas (o concebidos para tal efecto), ha tenido un gusto más bien cuestionable la pobre. La única que podría salvarse es la Madonnesca ‘Wonderful Life’, que tiene un pase. Aprueba de chiripa, porque no hay más que oír ‘Candyland’ para darnos cuenta de que esta tía o era ya una hortera (¡esa trompeta!) o tener hijos le ha sentado fatal. Por cierto, que basta ya de rapeísmos y hiphoperismos en según qué discos, que están más vistos que el TBO. 5.