Haneke: filmografía

Gracias a la edición de un pack con las 3 primeras películas de Michael Haneke y a la acertada edición en DVD aunque con aspecto VHS de ‘Caché’, por fin he podido completar la filmografía esencial de uno de los directores más interesantes y controvertidos de nuestro tiempo. Mientras esperamos el estreno de la ¿innecesaria? revisión americana de una de sus obras maestras, ‘Funny Games’, ahora en Estados Unidos, y al parecer con Naomi Watts, Tim Roth, Brady Corbet y Michael Pitt como protagonistas, damos un ligero repaso a sus principales películas.

El Séptimo Continente (1989): La primera película de Michael Haneke (ya había trabajado para la televisión austríaca) es casi únicamente una sucesión de primeros planos de la cotidianeidad: una infinitud de cosas que hacemos cada día y que pierden todo su sentido cuando morimos. Un despertador que suena a las 6 de la mañana, una caja de supermercado en la que se teclean miles de precios, unos zapatos cuyos cordones tenemos que atar elevando los pies hacia nuestras manos, una comida que tenemos que partir y cocinar antes de comer… Al menos el relato es así de inofensivo hasta que el espectador comprueba con terror cómo una familia decide romper con todo esto. Una película que avanzaría los miedos y el estilo de Haneke: los planos estáticos y largos y su interés por unas tramas dramáticas y violentas que es mejor no desvelar. 9.

El vídeo de Benny (1992): Un chico obsesionado con la violencia, filma y reproduce mil y una veces la muerte de un cerdo en su pueblo, mientras se pregunta qué se sentirá al quitar una vida. Una vez cometido un asesinato, ¿se puede rebobinar? La película habla sobre la diferencia entre violencia en la pequeña pantalla y la realidad, aunque, en su línea, la parte más salvaje del argumento, Haneke la sustituye por unas espléndidas imágenes vacacionales en Egipto. Principalmente, la película se caracteriza por mostrar la indiferencia ante la violencia real, como ese primer vaso de agua, tranquilo, después de un crimen. 7.

71 fragmentos de una cronología del azar (1994): Ahora que las películas y los libros sobre matanzas cometidas por adolescentes están tan de moda (Elephant, Dennis Cooper) y las de vidas cruzadas también (‘Crash‘, ‘Babel‘), está bien recordar esta película anterior, antecedente también de la más popular ‘Código desconocido’. Haneke nos presenta a un niño inmigrante que recorre las calles de Viena, a un matrimonio que quiere adoptar, a una niña solitaria que no quiere ser adoptada, a un jubilado solitario o a un grupo algo nerd de estudiantes de informática. Imágenes de informativos con la cercana guerra de los Balcanes se alternan también en un film con un mensaje menos conciso (¿Qué pinta Michael Jackson?), que no va mucho más allá de lo que nos indica su título. 6.

Funny Games (1997): Recientemente editada al fin en DVD, es considerada una de las obras maestras de Haneke. Claustrofóbica, angustiosa y frustrante, ‘Funny games’ cuenta la historia de un matrimonio de vacaciones en su casa de campo, cuya feliz estancia se ve interrumpida por la presencia de dos adolescentes conocidos que, primero a lo tonto y después por la fuerza, se negarán a abandonar su hogar. El espectador pasa, sobrecogido, del fastidio de unos miserables huevos que se cascan a un drama mayor que termina resultando insoportable. Ni el uso de planos fijos ni lo que nos queda fuera de plano sirve para reducir el horror y el pánico. Con guiños a ‘La Naranja Mecánica’, la película contiene una escena polémica en la que, digamos, los personajes interactuan con el espectador. Hay quien lo interpreta como una crítica al disfrute de la violencia por parte del espectador, hay quien lo considera un ejercicio de pedantería y hay quien cree que es una escena necesaria para que al espectador no le dé un infarto, como es mi caso. 10

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Código desconocido (2000): Esta es la consecuencia definitiva del interés de Haneke por jugar con la realidad, por mostrar los problemas sociales y el juego de clases. De nuevo el consuelo de la ficción dentro de la ficción, y de nuevo la inmigración ahora en la complejidad de la capital francesa. Una actriz (Juliette Binoche), una rumana deportada y un profesor para sordomudos senegalés, son los protagonistas de una de las películas más pretenciosas del director austríaco. El plano final, ahora abierto tanto al optimismo como al pesimismo, es lo mejor. 7.

La Pianista (2001): Cuando recomendé esta película a un amigo y la vio, enseguida me dijo: “¿Pero por qué te gustan tanto estas mezclas de sexo, drama y violencia? ¿Tienes algún problema?” No sé si en el fondo todos los fans de esta película tendremos algo de sádicos o de masoquistas, pero lo claro es que ‘La Pianista’ incluye algunos de los ingredientes que me vuelven más vulnerable e impresionable ante una obra de ficción: música, personajes reprimidos, personajes represores, chicos guapos enamorados, erotismo, venganzas injustificables o para resumir, grandes dramas. Más allá del morbo, de la lástima hacia la pobre profesora de piano desequilibrada, más allá de si nos identificamos con la transformación del joven enamorado, ‘La Pianista’ deja la boca abierta al espectador en un increíble guión lleno de situaciones traumáticas, perfectamente rodado, en el que cada escena supera tristemente a la anterior. Estupenda Isabelle Huppert en la frigidez de su personaje. 10.

El tiempo del lobo (2003): El principio de la película nos lleva a ‘Funny Games’. Un matrimonio llega a su casa de campo pero la encuentra ocupada. El marido es asesinado al tratar de echar a los intrusos, pero la realidad será aún peor: los recursos parecen haberse acabado llevando a un pueblo a la pobreza y a la mendicidad. Este mundo transformado en ‘Sálvese quien pueda’, más allá de su causa, que no se nos explica, nos recuerda a nuestra realidad: la lucha en el metro para sentarnos o en el supermercado para colarnos, en el mejor de los casos. Un planteamiento mucho más escalofriante y desesperanzador que su desarrollo. Toda la película lleva la firma de lo hecho a medias y yo casi me quedo dormido. 6.

Caché (2005): Un matrimonio, por supuesto de clase acomodada, comienza a recibir cintas de planos fijos, otra vez, de la puerta de su casa. Ante la amenaza, ambos empiezan a pensar quién puede odiarlos tanto como para disfrutar haciéndoles pasar miedo. Sin embargo, ‘Caché’ no es un thriller. Más bien Haneke, algo crecido en su función paternalista, nos hace reflexionar sobre nuestra falta de autocrítica o de intención para resolver los errores del pasado. Al final, esa actitud, tan de siglo XXI, de fulminar todos nuestros fantasmas con dos pastillas para dormir, sí acaba llenando la gran pantalla. 7.

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Publicado por
Sebas E. Alonso