Look del año: Britney Spears

La noticia surgió el sábado y, si bien en un principio parecía una broma, resulta que es una verdad como un templo y que el mundo se ha vuelto loco. No, más bien Britney Spears es la que se ha vuelto completamente chiflada después de su sonado divorcio y segunda cesárea, perdiendo el norte hasta extremos que ni los peor pensados nos podían augurar. Y luego dicen que si Pete Doherty hace tonterías… Pues bien, después de anunciar su separación de Kevin Federline, la Spears nos ha sorprendido, no sólo con una vida de lo más disoluta, ausencias de ropa interior, borracheras monumentales y novios de media hora, sino también con unos looks que pondrían los pelos de punta hasta a la señora que vende los tangas en el mercadillo. Lo cierto es que ella nunca se había caracterizado por su buen gusto en el vestir, pero ha pasado de la dejadez más absoluta (chándal y poco más) a unas pintas de prostituta barata del Este o algo peor.

Sus interminables juergas y salidas de tono llevaron la semana pasada a su familia a obligarla a internarse en una clínica de desintoxiación de súper lujo en Malibú, aunque la abandonó al día siguiente y no precisamente para cuidar de sus dos retoños. El viernes por la noche, tras una pelea con su ex marido, le dio un arrechucho y se presentó en una peluquería diciendo que quería que le rapasen la cabeza. Obviamente, el juguetito Britney se había roto y había tocado fondo hasta lo más profundo para tomar semejante decisión. En la peluquería dijeron que no se atrevían, así que ella solita, ni corta ni perezosa, cogió la maquinilla y cual Teniente O’Neill acabó con su fluctuante cabellera. La imagen que aquí recogemos es de antes de terminar del todo su trabajo -así parece un poco Hare Khrisna- pero a día de hoy lleva su linda cabecita pelada pelada.

No nos cabe la menor duda de que esta chica está muy mal y lo cierto es que este arranque de odio capilar da un poco de pena, pero Britney parece tonta del culo y sigue regalándonos momentos que terminan haciendo que nos riamos de ella. Por ejemplo, días después de raparse, apareció así

en un restaurante. Si es que esta pobre es una payasa, haga lo que haga. ¿Qué queda de la princesita del pop que hace muy pocos años era una suerte de lolita sexy y despreocupada, símbolo de la white trash y del sueño del americano medio? Pues más bien poco. Ayer volvió a ingresar de manera voluntaria en la clínica para desintoxicarse, pero viendo cómo son las cosas por allí lo mismo le quitan la custodia de sus hijos y termina como Whitney Houston preparándose chinos en el salón de su casa. Esperemos que no, aquí no nos gusta que la gente se muera de sobredosis, por Dior.

¿Qué puedo decir, estéticamente, del look? Pues que me parece feo. El pelo, salvo que se te haya caído y no tengas por naturaleza, tiene una función sobre la cabeza que es protegerla del frío y las agresiones. La ausencia del mismo, y más de manera voluntaria, no favorece a cualquiera y a Britney Spears tampoco. Tiene los ojos demasiado separados, la piel fatal y con esa sudadera de rapera parece salida de una convención comarcal de bricolaje. Además, ¿no era rubia? Ah, pues no, porque los pelillos al 1 que se ha dejado son negros como la pez. Si tiene razón el dicho: rubia de bote… Hay que ser mucho más guapa que Brit para llevar la cabeza rapada, tener mucho más estilo como Eve Saveil, aquella modelo que triunfó en los ’90 con su cráneo rapado y un dragón tatuado en él. Pobre Britney, al paso que va, ¿qué será lo próximo? ¿Un cambio de sexo? Para los muy mitómanos, varios usuarios de eBay venden la mata de pelo que se rapó. Hala chicos, a pujar.

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Publicado por
Patata