En miles, o más, cientos de miles de páginas de la red se han hecho exhaustivísimos análisis de lo que llevaron nominadas e invitadas en la alfombra roja de los Oscars 2007. Yo no voy a aburrir con más de lo mismo sino que voy a ofrecer un minianálisis de los tres modelitos que me pararon los pulsos, ya sea por elegancia o por horripilancia. De cualquier forma, qué diferencia con la alfombra verde de nuestros premios Goya, donde hubo menos glamour que en el mercadillo de mi barrio… Aunque, como en todas partes cuecen habas, también hubo su pequeña ración de caspa y de exceso de botox que, por supuesto, yo me veo en la obligación de destacar. He aquí mi resumen de la gran noche de los Óscar 2007.
Lo peor vestido de la noche
-Más vale que sobre: Jennifer Hudson no sólo ganó un Óscar por ser de lo más brillante de ‘Dreamgirls‘, sino que también se paseó por la alfombra roja brillando en el sentido estricto del término y además destrozando un traje de Óscar de la Renta que no está mal con un horrendo bolero de pitón. Con sus curvas tan marcadas tenía que haber optado por algo mucho más discreto, sin tanto brilli brilli y haber prescindido, de todas todas, de ese infame bolerito que está ahí puesto con calzador. Se lleva el premio a la peor vestida de la noche con diferencia.
-Los botox de Nicole: Una de mis múltiples teorías es que una rubia platino de rojo chillón es de lo más ordinario que se puede ver en esta vida; vale que Nicole Kidman no era rubia, pero hace unos años tampoco tenía esa cara, así que mi máxima se le puede aplicar. Ese Balenciaga parece propio de una Barbie, tanto por el color como por el diseño (incluyendo un colgajo que le arrastra por la espalda), pero lo que termina de acartonar el look de la ex-Cruise es esa cara pasada de botox en la que a duras penas se distingue un rasgo de humanidad. Vale que hay que estar perfecta en una noche así, pero a su cirujano se le ha ido la mano con la aguja y parece su propia muñeca de cera del Madame Thussaud’s.
-Blanca y radiante: Si las rubias de rojo son ordinarias, los vestidos de fiesta blancos son una infamia. El blanco folio (porque éste no tiene otro nombre) debería estar reservado a las novias, las niñas de comunión y los faldones de bautizo, si es que aún existen. Pero para una entrega de premios de este calibre… Y más aún si lo combinas con tu nuevo look de morena agresiva, porque el contraste es mayor y el folio se ve más folio y los rasgos más endurecidos. Por no hablar del corte del vestido, que parece que se lo haya hecho un maestro del origami y no Valentino… Si es que la pobre Cam desde que Justin
le dio la patada, no levanta cabeza…
Lo mejor vestido
-Esa maldita cremallera: Nunca sabremos si es verdad o no la historia de la cremallera del vestido de Galliano que Penélope no se llegó a poner, pero apareció monísima con un Versace, así que hay poco que discutir. Aun así, le encuentro una pega al vestido, que es demasiado claro y apenas contrasta con la piel de Pe. El color maquillaje es difícil de llevar, pero a pesar de ello el modelo le sentaba fenomenal y lucía como una reina la cola que caía por detrás. Realmente, no le hacía falta ganar el Óscar por Volver porque el privilegio de hacer ese paseíllo vestida así ya es bastante premio. Y lo dice una que le tiene mucha tirria a esta mujer, ojo…
-Es como una sirena: Tanto decir que si tenía depresión post parto, que si había tenido que hacer una dieta estrictísima para quitarse los kilos de su último parto y que estaba hecha unos zorros, pero Gwyneth Paltrow, la talaverana de honor, llegó magnífica con este vestido de Zac Posen que a muy poca gente le podía quedar como a ella. El escote de la espalda era simplemente perfecto, y los pliegues por todo el cuerpo marcaban lo mejor de sus curvas. Uno de los grandes aciertos de la noche y uno de mis vestidos preferidos que ya quisiera yo para la próxima fiesta JNSP en Barcelona.
-La ganadora de la alfombra roja: No se llevaría el Óscar por ‘Notes on a scandal’, pero sí la satisfacción de haber sido lo más elegante que pasó por la alfombra esa noche. El vestido es de Armani, metalizado y con un hombro al descubierto. A pesar de este detalle un poco poligonero, la belleza serena y glamourosa Cate Blanchett realzó un traje ya muy bonito en sí mismo. El mejor paseíllo de la noche y sin media estridencia ni un accesorio de más. Un diez.