300 (maricas muertas…)

Cuando una persona poco fan de las fantasías épicas basadas en cómics híper violentos va a ver una película como ‘300’, lo más normal será que le horrorice o le parezca una risión sin precedentes en la que no pares de ver referencias al ‘Men at play’. A mí me pasó lo segundo y, la verdad, desde mi punto de vista totalmente perverso, me lo pasé fenomenal y hasta tuve momentos en los que llegué a llorar de risa.

Poco puedo contar del guión que no se sepa: adaptación del cómic del genial Frank Miller sobre trescientos espartanos valerosos liderados por el mazado Leónidas que defienden a muerte a Grecia del ataque de los sádicos persas, con el cruel Jerjes a la cabeza. Es una visión libérrima y muy fantasiosa de la célebre batalla de las termópilas en la que, por cierto, los persas quedan como auténticos depravados (algo que ha provocado las iras de los iraníes, por cierto, qué poco sentido del humor y qué victimismo más gratuito) principalmente gracias a la presencia de ese ser llamado Jerjes. Es precisamente este rey el que da lugar a los momentos más hilarantes con su aspecto de travesti mala del apocalipsis, con las cejas depiladas como Richy Bastante, piercings por toda la tela, muchísima pedrería, las uñas largas y doradas y frases míticas como «soy divino». En ese momento sólo se oían mis carcajadas en el cine.

Además de las doce plagas travestis, en ‘300’ hay carne, mucha carne: primero la del ejército espartano que sale a la lucha en slips y con la capa bien abierta para dejarnos ver trescientas tabletas de chocolate sobredimensionadas que suponen toda una oda al esteroide. El propio Leónidas es todo virilidad y músculo, como su valiente soldadesca. Luego también hay carne cruda, con miembros cortados volando por los aires y chorros de sangre fresca non stop; no en vano, el director de esta película es el mismo que el de ‘El amanecer de los muertos’. Técnicamente, la película es impecable; las batallas resultan emocionantes con esas secuencias a cámara lenta y rápida, esas criaturas imposibles y ese despliegue de uniformes persas que parece un desfile de modelos. Si ‘Sin City’ te aburrió soberanamente -como fue mi caso-, ‘300’ te entretendrá y te hará pasar una divertida noche de domingo, y más si te pones a sacar paralelismos de carácter trans. 6

Los comentarios de Disqus están cargando....
Share
Publicado por
Patata