Os propondri payaso y mamarracho

En serio, ¿una comedia sobre dos heterosexuales machotes que se hacen pasar por gays y que pasan por situaciones embarazosas con una estúpida moralina de comprensión al colectivo? ¿De verdad era realmente necesario? No sé, es que bastante avanzado está el rollo homosexual en el cine como para que nos molesten con esta película que, por lo pronto, llega con una década de retraso. Por favor, señores, que ‘In&Out’ se estrenó hace años y ya quedaba antigua entonces.

Y es que esto es lo malo de intentar hacer humor con miedo de herir sensibilidades. Que te quedas a medias. Y convertir a los gays en buenas personas estereotipadas, sin un ápice de mala leche ni un mal chiste irreverente, pues qué os voy a decir, hace poco por la normalización del tema. ¿No somos todos iguales? Pues por favor, hagamos películas iguales. Que si nos reímos con una parodia bestial sobre el mundo de las modelos como en ‘Perdona bonita’, del amor adolescente como en ‘Algo pasa con Mary’ o de los policías en ‘Agárralo como puedas’, podemos hacer lo mismo con un largometraje marica. ¿Acaso las modelos, los adolescentes o los policías se echaron a la calle a protestar por semejantes películas? ¿Por qué iban a hacer lo contrario los homosexuales? Joder, que a nosotros también nos gusta reírnos de nosotros mismos. Sólo hay que fijarse en el caso de ‘Priscilla, Reina del desierto’, que se rodó hace 13 años y sigue estando tan bien considerada como la lacrimógena ‘Brokeback Mountain’.

Para demostraros que no es exageración o rabieta de mafia rosa, os pongo una lista de situaciones que aparecen en ‘Yo os declaro marido y marido’:

-Los protagonistas, heteros, son bomberos machotes. Tanto, que se follan a todas las mujeres que ven al día porque, por supuesto, a un bombero nadie le dice que no. Cuando fingen ser gays, como era de esperar, todo el resto del cuerpo les margina hasta que al final cambian de opinión y ven que los homosexuales son personas de gran corazón y la cabeza, la tienen muy bien amueblada.

-El más malote y más serio y más temido, al final, es el único verdadero gay que sale del armario y descubre que llora con canciones de las Supremes en la intimidad.

-Los protagonistas, que fingen ser maricas casados para cobrar dinero del seguro, ponen cara de asco cuando tienen que besarse o tocarse, con todas las risas que eso provoca.

-En mitad de la película hay una escena de ducha colectiva y hay miradas de miedo entre todos cuando entran los gays. Y sí, se cae, no un jabón, sino dos, para crear tensión.

-La abogada que les lleva el caso es, como todos imagináis, una tía buenísima de la que el prota se enamora y lo pasa mal porque ella, como buena mariliendre, le deja tocar las tetas y verla en ropa interior cuando van de compras. Tan mal, tan mal, tan mal, que tiene que ponerse un cojín o un jersey para ocultar la erección. Vaya locura.

-Un gay con mucha pluma, hermano de la abogada, se convierte en amigo e incluso es defendido por los protagonistas de una agresión. ¿No os había dicho que son bomberos?

-Los canadienses son tontos. Y tienen leyes que permiten el matrimonio homosexual. Un país de locos.

-Pedos, pedos y más pedos. Cualquier escena que no sea graciosa se resuelve con una buena flatulencia. O con un lisiado. O con un gordo. O mejor, con todo a la vez.

-Al final, boda…. Pero no os digo de quién con quién.

En definitiva, que Adam Sandler será un dios en los USA pero aquí pasamos de él y con razón. Ni los guionistas de ‘Entre Copas’, que participan en el guión, han podido hacer nada por salvar semejante bodrio. Dirán que son marido y marido, pero yo los propondri payaso y mamarracho. 2

Los comentarios de Disqus están cargando....
Share
Publicado por
Claudio M. de Prado